viernes, 9 de abril de 2010

Círculo de lectura para niños “La Niña y El Lagarto”



Texto publicado por el diario Por esto! de Quintana Roo
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=qroo&idSeccion=25&idTitulo=10676


La Biblioteca Pública de la Casa de la Cultura de Cancún invita a niños y jóvenes a participar en “La Hora del Cuento”, el jueves 25 de marzo a las 5 de la tarde, con la lectura de la Leyenda “La niña y el lagarto” de la autoría de Macario Matus; esta leyenda es de origen Maya.
Como parte de esta tarea, en “La Hora del Cuento”, la señora Isabel Flota Medrano acompañada de la señora Jerónima López Gómez, encargadas de la biblioteca, nos adelantan que: “Lo que les voy a contar sucedió en mi pueblo, en San Andrés”.
“Dos hermanos salieron a cazar un lagarto. Llegaron al río, anduvieron buscando de un lugar a otro, hasta que encontraron la guarida del animal. Pero no estaba en su escondite. Buscaron su rastro de ida y de vuelta. El hermano mayor señaló unas huellas. Indicaban que el lagarto estaba en un pozo cercano”.
—Aquí está el muy mañoso —dijo”.
—¿De veras? —preguntó el otro hermano—. Esas burbujas que salen del agua pueden deberse a la respiración de algún otro animal. Recuerda que las ranas también hacen globitos bajo el agua”.
—Estoy seguro que es el lagarto que buscamos”.
“Pusieron unas estacas para taparle las salidas. El niño más grande se metió cuidadosamente en el pocito; llevaba en la mano una vara larga; mientras, su hermano esperaba cerca entre las ramas de un árbol verde y macizo, pero no encontraron al lagarto porque el animal, por abajo del agua, se pasó a otro pozo”.
“Los hermanos lo siguieron. Uno tapó la entrada y el otro golpeó el agua para asustarlo”.
“De pronto, de entre el lodo salió el lagarto y saltó como disparado hacia una loma alta. El hermano menor tiró una red encima del animal y lo atrapó. Con una soga le amarraron el hocico para que no les mordiera los pies y las manos. Los lagartos siempre atacan las piernas de los cazadores en el río”.
“Era chiquito, medía 50 centímetros; de ese tamaño lo pedían los organizadores de la fiesta del lagarto que año con año se celebra en el pueblo para pedir una buena cosecha, y durante la cual meten al animal dentro de un armazón de cohetes y de luces para exhibirlo frente al palacio municipal”.
“Mientras esto sucedía, en un pueblo alejado varios kilómetros de San Andrés, una niña que había ido con su mamá al molino de nixtamal cayó de pronto en plena calle. Temblaba, se quejaba y lloraba amargamente. La gente que pasaba cerca, la escuchó decir:
—¡Ay!, ¡Ay!, ayúdenme”.

¿Y qué crees que pasó?. Si quieres saber más —nos dicen las bibliotecarias—, asistan este jueves a las 5 de la tarde a la Biblioteca Pública de la Casa de la Cultura de Cancún, y se los contamos. La entrada es gratis.
El autor de este texto, Macario Matus, nació en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, el 2 de enero de 1943, ha publicado más de 20 libros, entre los que destacan: “Los zapotecas (Binni záa),” publicado por la colección Letras Indígenas Contemporáneas de la Dirección General de Culturas Populares de Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; “Palabra desnuda” (1977), y, “La Noche de tus muslos” (1986). En sus versos en español y zapoteco destaca la relación entre el hombre y la naturaleza, así como la visión cosmogónica, propia de los pueblos indígenas.
La poeta Natalia Toledo recordó: “Matus fundó la Casa de la Cultura de Juchitán en los años 70, y durante esa época se produjeron más obras literarias. Muchos jóvenes nos acercamos a la literatura, ahí conocí a los autores que le dieron vida y luz a Juchitán”.
El historiador y lingüista zapoteco Víctor Cata ubicó a Matos, traductor de Pier Paolo Pasolini, como un “referente de la tradición literaria, por el trabajo que realizó en la ciudad de México y en la Casa de Cultura de Juchitán. Revitalizó la cultura zapoteca y la lengua. Gracias a Macario conocí la literatura indígena y hay que recordar que apoyó siempre a los jóvenes escritores”.
Matus obtuvo en 1985 el Premio del Museo Nacional de las Culturas Populares por el trabajo “Mi pueblo durante la Revolución”.
“Los artistas deben ser la conciencia crítica de su tiempo, y yo no me he callado cuando algo en la cultura me irrita. Por eso nunca me van a publicar, sólo hasta que llegue un gobernante que sepa leer”, sostuvo Macario Matus, durante un homenaje en su honor realizado en 2003.

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